Tras perderlo todo, el joven Roen encuentra consuelo en Pauline, una chica que se convierte en una madre para él. Su partida deja un vacío, hasta que Roen despierta al poder del maná y descubre que no solo puede sentirlo, sino también percibir el maná de los demás. Gracias a esta nueva habilidad, Roen sigue sintiéndose conectado con Pauline, creyendo que aún están juntos en espíritu. Pero ese frágil consuelo se hace añicos cuando Roen la encuentra de nuevo, no como la noble doncella en la que él pensaba que se había convertido, sino en una verdad mucho más devastadora de lo que jamás imaginó.